martes, 27 de marzo de 2012

¿Cuál es el empleador más grande del mundo?



Esta pregunta, efectuada ingenuamente, que aparece en la separata de “economía” de la revista digital en castellano de la BBC, sin proponérselo, pone en evidencia lo que venimos afirmando en varios de los artículos publicados en este Blog, como son: LLANTO POR EL CAMARADA KIM, o “ANTIIMPERIALISMO” Y ANTIIMPERIALISMO. LOS CASOS DE SIRIA E IRÁN, se sitúa en el marco de los preparativos para una IV Guerra Mundial, como conflicto global por la hegemonía mundial entre China y EEUU, sin olvidar a los socios de cada cual, Rusia y la Unión Europea. Los datos recogidos en este pequeño artículo son escalofriantes, en tanto que ponen claramente en evidencia cómo el núcleo esencial del poder de los estados imperialistas se encuentra en el ejército, columna vertebral de todo Estado.
Los datos son los siguientes: en número de empleados, es decir, la “primera empresa del mundo”, o el primer lugar, en número de empleados, pertenece al Departamento de Defensa de EEUU, con sede central en el nefasto Pentágono (Virginia), con 3,2 millones de “trabajadores”, entre civiles y militares. El segundo lugar, le corresponde a China, con 2,3 millones de efectivos militares. Sin embargo, el propio informe nos viene a aclarar más adelante que el primer lugar, realmente, le corresponde a China, si tenemos en cuenta los efectivos civiles, que no han sido contabilizados, “fuerza activas, reserva, civiles, empresas contratistas”, etc., que dependen completamente del ejército chino.
En el recomendable texto recién publicado: La silenciosa conquista de China, una investigación por 25 países para descubrir cómo la potencia del siglo XXI está forjando su futura hegemonía, de Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo, Editorial Crítica (2011), se aportan datos y análisis complementarios a esta noticia, que comentamos, muy ilustrativos. Por ejemplo, como todo estado imperialista empieza por oprimir a su propio pueblo; en relación con ello, señala como ejemplo de retroceso en las escasas libertadas formales que tenía la población china, que la inversión en seguridad interna (policía represora), por primera vez ha superado a la inversión estrictamente militar, en 2010 (85.000 millones de dólares en seguridad interna, frente a 82.700 millones de dólares en sus fuerzas armadas).
Lejos de los discursos ideologicistas, debemos observar la realidad, desde la realidad misma. China es el modelo “perfecto” del proyecto proletarista de emancipación, en total bancarrota ya. Los hechos son que China es, y se comporta, como una potencia imperialista, en su forma de expansión, explotación y opresión de su propio pueblo y de  los pueblos del mundo donde accede, que ya son casi todos. Continentes completos son penetrados por el imperialismo chino, particularmente África, Asia, América Latina; ya sean férreas dictaduras o democracias burguesas, no hay distinción: Perú, Rusia, Birmania, Mozambique, Corea del Norte, Irán, Sudán, Cuba. Con un comportamiento que en nada se distingue del “clásico” imperialismo occidental: alianza con las élites de poder de los países, para oprimir y explotar a sus pueblos respectivos, aplicación de unas condiciones laborales de semiesclavitud, ningún respecto por el medio ambiente, expoliación de recursos, etc.
El asunto es más grave aún, si cabe, pues China pretende imponer al mundo un modelo, la sinización, como alguien ya lo ha definido, que no se basa en los principios formales del liberalismo (libertades formales, forma estatal de democracia representativa partitocrática, derechos civiles, defensa formal del medio ambiente, etc.), sino que el nuevo e incuestionable paradigma será la eficacia económica capitalista. Con ello, las alianzas con las élites de poder de aquellos países de naturaleza más autoritaria serán más fáciles aún, puesto que no será necesario requerir modelos homologados a las democracias occidentales. Por el contrario, el modelo eficaz se llama “partido único”, “férreo control de la sociedad civil” y “monopolio absoluto del poder”.
Con todo ello, nos adentramos ya, a pasos agigantados, en un nuevo modelo de relaciones internaciones. China ya es el primer banquero del mundo, en el momento en que occidente entra en crisis estructural de su estructura económica dominante en los últimos 200 años. El mundo multipolar del siglo XXI será hegemonizado por China, de hecho ya se está convirtiendo en árbitro de los nuevos conflictos (interviene en la ONU para forzar la paz en Sudán, paralización sanciones a Siria, contención de acciones contra Irán, etc.). El poder del capital financiero se muestra en datos como éstos: entre 2005 y 2011, China (el Estado) ha invertido –a través de sus empresas- 266.700 millones de dólares en lugares como Sri Lanka, Zimbabwe, Brasil, etc. Esta ofensiva financiera, con el respaldo militar en ciernes, coloca la situación actual en un momento similar a la transición entre el poder imperialista, económico y militar europeo, frente a los USA en los años 30 del siglo XX. Producto de dicha transición fue el establecimiento de un modelo de relaciones internacionales, después de la 2ª Guerra Mundial, basadas en el intento formal de institucionalizar tales relaciones con una serie de organizaciones “intergubernamentales” controladas, y al servicio del imperialismo USA y europeo, como la ONU, el Banco Mundial, el FMI, etc., apoyadas en un discurso liberal y democrático formal. Pero la cuestión es que ni China, ni Rusia, ni sus, cada vez más, aliados y socios, necesitan, para su modelo de hegemonía mundial, este discurso. El que China o Rusia terminen abrazando los principios de una democracia formal-liberal es sólo un sueño, o más bien, la ilusión que se padece en las élite de poder en occidente ante el panorama terrible que se dibuja en el horizonte: irremediablemente China y Rusia disputarán a las potencias occidentales la hegemonía mundial, de hecho, ya lo están haciendo, de forma “silenciosa”.
Como se recoge acertadamente en el análisis Hacia la contextualización de la situación política, económica y social que publica ¡REBELAOS!, “Una solución está en un nuevo reparto del mundo por procedimientos militares en una guerra planetaria más”. Además, señala justamente el momento en que estamos: “Las grandes guerras se empiezan a planificar  y a preparar bastante antes de ser declaradas. Ahora estamos en esa fase”.
Por lo tanto, inevitablemente también sonarán, en su momento, los “tambores de guerra” entre todos los bloques imperialistas, unos por ganar y otros por no perder. Ese es el futuro, y para ello debemos prepararnos.

Como complemento a este análisis, es procedente incluir la siguiente noticia relativa al apoyo expresado por la izquierda española al militarismo: “PSOE,IU, UGT y CCOO reclaman a Defensa que active el 8×8 ante la situación de SantaBárbara Sistemas. 




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